143 Años sirviendo a la comunidad de Samborondón

Nuestro personal reúne las características que los identifican como personas de nobleza de espíritu y solidaridad ante quienes más necesiten de su apoyo. Con la calidad de ejercer el trabajo con eficiencia y eficacia para estar siempre un paso adelante, presentamos nuestros principios rectores:

Abnegación: Atender con prioridad los intereses de la comunidad; Unidad: Unir talentos, energías y recursos para cumplir nuestra misión; Compromiso: Con el desempeño responsable de las tareas; Honestidad: Brindar la confianza de un trabajo transparente y pulcro; Disciplina: Conseguir la máxima eficiencia en nuestra labor; Solidaridad: Consideración con actitudes y comportamientos sociales.

Misión

Servir a la comunidad con altruismo y buena voluntad para salvaguardar las vidas de las personas y sus bienes en labores de rescate, sofocación de incendios y atención pre-hospitalaria, así como gestionar campañas a nivel estudiantil y poblacional en general para fomentar la prevención.

Visión

Ser una institución altamente calificada en la atención de incendios, rescate y primeros auxilios con un extraordinario indicador de niveles de prevención, sirviendo de ejemplo y paradigma a nivel local, nacional y extranjero.

Reseña Histórica

Esta Abnegada Institución, fue creada en Samborondón en el año 1880 por el acaudalado caballero Español Don Emilio Gómez, quien se había radicado en este pueblo desde el año 1873. Constituido su primer Comandante organizó el primer grupo de bomberos con personal voluntario. Donó una pequeña bomba con sistema de guimbalete, que funcionaba manualmente, instalada en un pequeño carro de dos ruedas, la que tiempo después en homenaje a este benefactor, se la denominó con su nombre.

El primer cuartel de bomberos se estableció en un local ubicado en la planta baja de la antigua Casa Municipal de Samborondón, un amplio edificio de madera que en aquellos tiempos estaba situado en la esquina de las calles Calixto Romero y Bolívar, donde también funcionó por algunos años la tenencia Política, el cuartel de la Policía Nacional y un calabozo para los contra-ventores.

Una campana colocada en la esquina anunciaba la aparición de los incendios.

En 1891 al adquirirse una nueva motobomba, se organizó la primera compañía, la nueva motobomba era también de sistema de guimbalete pero de mayor tamaño que la anterior y cuyo mecanismo fue aspirante-expelente y estaba montada sobre un carro de cuatro ruedas y en su parte delantera estaba provista de una larga barra que servía de timón y a la vez ser arrastrada.

Con su nueva Unidad se lo denominó Compañía «Santa Ana» y se la asigno el número 1. Después se adquirió otra motobomba de parecidas características y se lo puso como nombre «Bolívar» también se adquirieron algunas mangueras y un carro para transportarlas, así como otros implementos para la labor contra incendios.

El Comandante Emilio Gómez construyó, con su dinero, varios pozos en lugares estratégicos de las principales calles de la población para abastecer de agua a las bombas, estos pozos tenían revestidas sus paredes con trozos de madera de mangle y la parte superior cubierta de tablones de la misma madera.

En 1910 el Cuerpo de Bomberos de Samborondón recibió, por intermedio de la Municipalidad de Guayaquil, encargada de cumplir la voluntad testamentaria del filántropo Don Calixto Romero, la importante donación de una potente motobomba a vapor fabricada en Londres, el modelo más moderno y eficiente de la época, efectivo y poderoso medio para combatir los incendios con que podía contar la Institución bomberil samborondeña.

La Bomba llego transportada por el vapor fluvial «TITAN», fletado para el efecto y se aprovechó esta ocasión para organizar una nueva compañía de bomberos que fue bautizada con el nombre del Ilustre donante «Calixto Romero» asignándole el número 2.

Para 1917, el Cuerpo de Bomberos de Samborondón se componía de tres compañías: Santa Ana No. 1, Calixto Romero No. 2 y Bolívar No. 3, las que se encontraban bajo el mando de un Comandante.

Luego vino un largo y deplorable periodo de desidia y despreocupación para con la entidad de defensa contra incendios de parte de los moradores de Samborondón, que se tradujo en el total abandono de las actividades y desorganización de la Institución que trajo como consecuencia el deterioro paulatino de las unidades de los pocos materiales con que se contaba. Lo que significaba que la población se encontraba, ante el constante peligro del fuego.

Considerando que esta grave situación no debía continuar en 1919, un grupo de activos y entusiastas jóvenes samborondeños, tomó la decisión de buscar la rehabilitación de la Institución, para lo cual pensaron que la persona apropiada para este propósito era el Sr. José Lino López Romero, porque consideraron que poseía las cualidades necesarias para emprender en la patriótica tarea.

Este grupo estaba integrado por los Señores: José Tutivén Andrade, Segundo Paucar V., Arístides Salazar, Wilfrido Martínez, Samuel Montalvo, Jacinto Romero, Alberto García, entre otros de comandantes de las Compañías, cuyo nombramiento solicitarían oportunamente al Señor Ministro de Defensa Contra Incendios por intermedio del Teniente Político de entonces el Señor Euclides Zúñiga ofreciendo la total colaboración de las mencionadas personas a fin de lograr el objetivo.